Desde que salí de Londres, hace casi dos semanas:
tomé un subte y después otro (llegué al aeropuerto), un avión (llegué a otro aeropuerto), otro avíón (llegué a Ezeiza), un remis hasta la casa de Ana, un colectivo a lo de Ramón, un taxi a lo de mi viejo, otro taxi de vuelta a lo de Ana.
Un tren a Retiro, un micro a Tandil, un remis a casa. Al día siguiente, otro remis a la terminal, un micro a Buenos Aires, un tren a lo de Ana. Un poco más tarde, un remis a Ezeiza, un avión a Salvador de Bahia. Me subí a un auto hasta la casa de Marcela, a varios colectivos y taxis en los siguientes cuatro días, y otra vez al auto para ir al puerto.
Tomé un catamarán a Morro de São Pablo (vomité dos veces), un barco hasta Valença y una lancha hasta Boipeba. Dos días después otro barco a Torrinhas y de ahí un bondi a Nilo Peçanha, donde tomé otro micro a Ubaitaba (y vomité dos veces más). Ahí tomé un micro a Eunápolis (para mí "Nápoles", hasta que lo ví escrito en el mapa) donde tomé un colectivo a Trancoso, que paró a mitad de camino para cambiar por otro más rápido.
En Trancoso, al otro día, tomé un bondi a Caraiva, y cuando llegué, crucé un río en bote (al lado iba un caballo nadando). Hace casi dos semanas que salí de Londres, y acá estoy.
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4 comentarios:
cuantas vueltas doña!
Y vos que habías llegado a extrañar un poco al 24... ¡te empachaste de transporte público en estas semanas!
Me quedé con la imagen del caballo nadando a la par de tu bote...
Sí, Marian, todavía tengo jet-lag, ship-lag y micro-lag...
Pepa: tendría que agregar la advertencia de "no hagan esto en sus casas"!
Perdon, estas tratando de romper algun record?
Seguro que el bote con el caballo nadando al lado es mas interesante que la Piccadilly line a Heathrow!
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