martes, 23 de diciembre de 2008

Salir a comprar

Antes de venir a Argentina, cometí el grasso error de ir a comprar unos regalitos a Oxford Street (que viene a ser “la” zona comercial de Londres) un sábado al mediodía. Yo buscaba una tienda de ropa famosa por ser barata (y explotadora), en misión “no comprar nada de más de 10 libras” (si tienen familia numerosa me van a entender).

Entonces, gracias a mi instinto sabueso, consigo encontrarla entre los cinco millones de locales que hay ahí, y ya desde la puerta me dí cuenta de que la cosa no iba a ser fácil. El espectáculo era cuasi dantesco: una horda femenina en pie de guerra, un malón de mujeres dispuestas a sacrificarse ellas mismas con tal de conseguir talle en esa super oferta rebajada de liquidación. El “todo vale” del retail: codazo, pisotón, tironeo... usar cualquier superficie reflectora como probador y secuestrar empleados hasta que te consigan lo que querés (por más que nunca lo vayas a usar).

Hay una urgencia ahí, una pulsión incontenible y engañosa. No hablo “desde afuera”, porque no hay afuera. Todos estamos más o menos condenados al deseo. Esta vez, aunque sea, sirvió para sentirme Papá Noel por un rato.

2 comentarios:

Mariana dijo...

LA razon por la que no me gusta salir de shopping. Me da dolor de cabeza, no jodo. No, no es que no me guste lo material... pero no soporto a la gente en plan "fin del mundo" asi que shoppineo online!
Saludos y felicidades!!

Florchi dijo...

Es cierto, Marian, la cosa virtual a veces es una solución. Lo que me mata es no poder probarme los zapatos por internet...ya tengo dos pares en los que la pifié con el número. E bue...
Feliz año!