miércoles, 30 de julio de 2008

Doméstica

Me pongo doméstica. Porque esta ciudad-monstruo reclama un hogar. El lado oscuro de Londres (sus alienados, sus borrachos, sus estúpidos) exige, como contrapartida, un panettone sobre el piano, o una panza de gato que besar, o unas empanadas con amigos, o una siesta echada en el pasto del jardín, algo.

Ese calorcito que no tiene nada que ver con ser cortés y decir please y sorry y thank you y sonreír. Hablo de aquerenciarse, de abrazarse, de comunicarse.
Me pongo doméstica porque esta intimidad es lo que me trajo hasta acá, tras doce mil kilómetros de dudas. Y es también lo que sostiene el viaje, la aventura, la locura.

4 comentarios:

pepa urrea dijo...

¡Qué fiaca que hace por ahí, qué lindo!

Florchi dijo...

Sí...!Si Buenos Aires lo mata a uno, Londres lo agota. Más necesaria que nunca la fiaca, la siesta, la pachorra, el relax en familia, con amigos, o con cualquier relación auténtica que uno pueda tener por ahí o por aquí...

Bea dijo...

"Ese calorcito que no tiene nada que ver con ser cortés y decir please y sorry y thank you y sonreír. Hablo de aquerenciarse, de abrazarse, de comunicarse" que perfecta forma de poner en palabras el contraste de culturas. Es asi tal cual. Lei todos estos ultimos posts y me encanto que en todos hayas reflejado tan nitidamente la cultura local. Eso que tantas veces quiero explicar y no me sale.
¿Hay algo más impersonal que hablar del clima? La conversación se desliza sin sobresaltos, no sólo porque es materia archiconocida, sino también porque el objetivo de no discrepar está garantizado. A lo sumo se puede blasfemar contra el servicio meteorológico.

"No pasa lo mismo cuando se trata de política, claro. El comentador se expone, exhibe una parte de sí cuando juzga. El terreno es inevitablemente personal" Otra genialidad. Justo hoy le decia a una amiga que con mis nuevos flamates estaba como tanteando territorio. Y le decia: vos en Arg con cualquier ps que conoces en una reunion sin problemas podes terminar hablando de su casamiento o su divorcio, de que trabajan sus padres o si no se bancan a la suegra. Llegar a ese nivel de intimidad aca puede llevar anios, y hacerlo con un desconocido es impensado, mal visto.

Y es tal cual lo del verde diferente del campo, lo de la policia y lo de las greeting cards. Yo que adoro mandar y recibir cartas me plegue a la onda tarjeta y mando para todas las ocasiones. Pero nunca me detuve a pensar "Hay toda una cosa de ser “polite” (“bien-aprendido” diría mi abuela) que urge a los ingleses a hacerse presente de un modo, vaya paradoja, bastante ausente. En Argentina ponemos más el cuerpo, me parece".

No voy a seguir copiando y "pasteando" tus frases pero me atrapo la genialidad con que captas esas cosas a veces tan imperceptibles pero tan reales.

Florchi dijo...

El sentimiento es mutuo, Bea: en tus posts también leo cosas que encuentro en Londres y no alcanzo a expresar, más todo el humor que le ponés, que es refrescante y maravilloso!